En el hombre ordinario, que no ha sido disciplinado en ocultismo práctico o que carece

de esta facultad por nacimiento, el cuerpo astral no puede retirarse del cuerpo físico a una distancia mayor de unos pocos pies, pues es parte de éste, lo sostiene y está incorporado en él como las fibras del mango que penetran la pulpa de la fruta. Pero también hay quienes a consecuencia de prácticas seguidas en pasadas encarnaciones sobre la tierra, poseen desde su nacimiento la facultad de proyectar inconscientemente el cuerpo astral. Estos son los mediums, algunos videntes y muchas personas histéricas, catalépticas y escrofulosas. Aquéllas que se han entrenado a sí mismas durante un curso prolongado en una disciplina excesivamente severa, que alcanza la naturaleza moral y mental bastante más allá del poder del hombre ordinario de esta época, pueden hacer uso de la forma astral a voluntad, porque han trascendido completamente la ilusión de que el cuerpo físico es una parte permanente de ellos; además, han aprendido las leyes químicas y eléctricas que rigen en este asunto. En su caso, ellos actúan con conocimiento y a conciencia; en los otros casos, el acto se lleva a cabo sin posibilidad de poder impedirlo o realizarlo a voluntad, o de evitar los riesgos que acompañan el uso incontrolado de fuerzas de la naturaleza de un caráter elevado.

William Judge . El Oceano de la Teosofia .

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