De modo que existen el observador y lo observado, el observador que dice: “debo deshacerme

de esta cosa terrible, debo terminar con ella”. El observador está siempre luchando y se halla en un estado de conflicto. Esto se ha convertido en nuestro hábito, nuestra tradición, nuestro condicionamiento. Y el romper cualquier clase de hábito es una de las cosas más difíciles, porque nos gusta vivir en hábitos, tales como el fumar, el beber, o los hábitos sexuales y los psicológicos. Igual ocurre con las naciones, los gobiernos soberanos, que hablan de “mi país y tu país”, “mi Dios y tu Dios”, “mi creencia y tu creencia”. Por tradición combatimos y resistimos el temor, y así incrementamos el conflicto y avivamos aun más el miedo.

Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .

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