Convencidos con esta sana persuasión, el hombre nuevo, cuando se en- cuentre débil y cansado,

dirá al espíritu: pon una de tus fuerzas sobre mi debi- lidad y se fortalecerá. Cuando se encuentre flojo y frío, dirá al espíritu: pon una de tus substancias ardientes sobre mi frialdad y se calentará. Cuando se vea arrebatado por su ardor impetuoso, dirá al espíritu: pon una de tus subs- tancias tranquilas sobre mi impetuosidad y se moderará. Cuando esté entre tinieblas, dirá al espíritu: pon una de tus substancias luminosas sobre mi oscu- ridad y se iluminará. Cuando esté deslumhrado por la luz, dirá al espíritu: pon sobre mis ojos una de tus substancias intermediarias y dejaré de tener miedo a perder la vista; cuando se vea rodeado de enemigos, dirá al espíritu: pon entre ellos y yo uno de tus escudos y estaré protegido de todos sus ataques. Cuando se sienta como pendiente de un hilo encima del abismo, dirá al espíritu: tiende hacia mí una de tus manos y caminaré por encima de estos abismos como por el terreno más firme.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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