Esta convicción de los poderes del hombre es, al mismo tiempo, lo que preocupaba al

reparador cuando veía que sus discípulos dudaban en sus obras y en su confianza. ¿Qué tenía que demostrar, cuando encontraba hombres enterrados en sus tinieblas hasta el punto de ser los primeros adversarios y los primeros destructores de esta convicción y, sobre todo, cuando estos hombres estaban situados en la cátedra de la instrucción? ¿Cómo ha tratado, además, a los escribas, los fariseos y los doctores de la ley?.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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