En el estado de pasión sin causa, hay una intensidad libre de todo apego; pero
cuando la pasión tiene una causa, hay apego, y el apego da comienzo al dolor. Casi todos estamos apegados; nos apagamos a una persona, a un país, a una creencia a una idea, y cuando nos quitan el objeto de nuestro anhelo o de algún modo éste pierde su importancia, nos sentimos vacíos, insuficientes. Tratamos de llenar esta vacuidad aterrándonos a algo distinto, a algo que de nuevo se convierte en el objeto de nuestra pasión.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .