¿Cómo podemos conocernos a nosotros mismos? Usted conoce su rostro porque lo ha visto con

frecuencia reflejado en el espejo. Pues bien, existe un espejo en el cual usted puede verse completamente a sí mismo no su rostro, sino todo lo que piensa, todo lo que siente, sus motivos, sus apetitos, sus instintos y temores. Ese espejo es el espejo de la relación: la relación entre usted y sus padres, entre usted y sus maestros, entre usted y el río, los árboles, la tierra... entre usted y sus pensamientos. La relación es un espejo en el cual puede verse a sí mismo, no como debería ser sino como es. Yo puedo desear, cuando me miro en un espejo corriente, que éste me muestre que soy hermoso, pero no sucede eso porque el espejo refleja mi rostro exactamente como es, y no puedo engañarme a mí mismo. De igual manera, puedo verme exactamente como soy en el espejo de mi relación con los demás. Puedo observar cómo le hablo a la gente con mayor cortesía a los que creo que pueden darme algo, y con rudeza y desdeñosamente a los que no pueden hacerlo. Soy atento con aquellos que me inspiran temor. Me pongo de pie cuando entra alguna persona importante, pero cuando entra el sirviente ni siquiera le presto atención. Así, observándome en la relación, he descubierto de qué manera tan falsa respeto a la gente, ¿no es cierto? Y también puedo descubrirme tal como soy en mi relación con los árboles y los pájaros, con las ideas y los libros. Uno podrá tener todos los títulos académicos del mundo, pero si no se conoce a sí mismo es la más ignorante de las personas. El conocimiento de uno mismo es el verdadero propósito de toda la educación. Sin el conocimiento propio, el mero recoger hechos o tomar notas a fin de poder aprobar los exámenes, es una manera tonta de vivir. Usted podrá ser capaz de citar el Bhagavad Gita, los Upanishads el Corán y la Biblia, pero a menos que se conozca a sí mismo, es como un loro que repite palabras. Mientras que si comienza a conocerse a sí mismo, por poco que sea, ya se ha puesto en marcha un proceso extraordinario de creatividad. Es un descubrimiento el verse uno de pronto tal como es realmente: codicioso, pendenciero, iracundo, envidioso, necio. Ver el hecho sin tratar de alterarlo, sólo ver exactamente lo que uno es, constituye una revelación asombrosa. Desde ahí puede uno profundizar hasta el infinito, porque el conocimiento propio nuca se termina. Gracias al conocimiento propio comienza usted a descubrir qué es Dios, qué es la verdad, qué es ese estado intemporal. Su maestro puede trasmitirle el conocimiento que él ha recibido de su maestro, y a usted puede irle bien en sus exámenes, puede obtener un titulo y todas esas cosas; pero si no se conoce a sí mismo tal como conoce su propio rostro en el espejo, todo el otro conocimiento significa muy poco. Las personas instruidas que no se conocen a sí mismas son en realidad poco inteligentes; no saben qué es el pensar, qué es la vida. Por eso es esencial que al educador se lo eduque en el verdadero sentido de la palabra, lo cual significa que tiene que saber como funciona su propia mente y su corazón, tiene que verse en el espejo de la relación exactamente como es. El conocimiento propio es el principio de la sabiduría. En el conocimiento de uno mismo está todo el universo; ese conocimiento abarca todas las luchas de la humanidad.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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