La tercera ley fundamental que traería una solución a nuestros problemas actuales modernos, incluyendo el
del sexo, surge lógicamente de las otras dos. Es la ley de la Vida Grupal. Nuestras relaciones grupales deben ser observadas y reconocidas. El hombre no sólo debe cumplir amorosamente sus obligaciones familiares y nacionales, sino pensar en términos más amplios abarcando a la humanidad misma, y así expresar la Ley de la Hermandad. La hermandad es una cualidad grupal. Los niños que nacen ahora vienen equipados con un sentido más profundo del grupo y una conciencia grupal más desarrollada que hasta hoy. Resolverán sus propios problemas incluso el del sexo y se interrogarán a sí mismos si se les presenta una situación difícil. ¿Tenderá mi acción hacia el bien grupal? ¿Se dañará o sufrirá el grupo si hago esto o aquello? ¿Se beneficiará y obtendrá progreso e integración y unidad el grupo? Toda acción que no esté a la altura de los requisitos grupales será automáticamente rechazada. En la dilucidación de los problemas el individuo o ente, aprenderá a subordinar lentamente el bien y los placeres personales a las condiciones y requisitos grupales. Por lo tanto, podrá observarse que el problema sexual también tendrá solución. La comprensión de la Ley del Renacimiento, la buena voluntad hacia todos los hombres expresándose como inofensividad, y el deseo de lograr la buena voluntad grupal, llegarán a ser gradualmente factores determinantes en la conciencia racial y nuestra civilización se adaptará con el tiempo a estas nuevas condiciones.
Alice A. Bailey . El Sexo .