¿Debe limitarse, en realidad, la profecía a predecir y anunciar los acontecimientos? ¿No puede prevenirlos

por la plegaria del dolor, si son funestos, y adelantarlos, si son buenos, constituyendo así una de sus características más importantes? Lágrimas del profeta, desatascad los caminos de la ciudad santa, realizad vosotras mismas las manifestaciones de esta nueva Jerusalén, que las predicciones no hacen más que anunciar.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice