Sir William Rowan Hamilton demostró facultades aun más precoces. Principió a aprender el hebreo cuando
apenas tenía tres años, y a los siete, según declaró uno de los catedráticos del Trinity College de Dublín, había demostrado mayor conocimiento de esta lengua que muchos aspirantes a cátedra. A los trece años sabía trece idiomas, entre los cuales, además de las lenguas clásicas y europeas modernas, se contaba el persa, árabe, sánscrito y malayo. A los catorce años dirigió una carta de bienvenida al embajador persa en una visita de éste a Dublín, el cual declaró “que no había creído que hubiera en Inglaterra un hombre capaz de escribir en su lengua”. Un pariente suyo escribe lo siguiente: “Me acuerdo que cuando tenía seis años contestaba a cualquier pregunta difícil de matemáticas, y luego corría alegremente a jugar con un carrito. A los doce años luchó con Colburn, el muchacho calculista americano, que entonces se exhibía como una curiosidad en Dublín, y no siempre llevaba lo peor de la contienda”. A los dieciocho años el doctor Brinkley (Astrónomo Real de Irlanda) dijo de él en 1823: “Este joven no diré que será, sino que es el primer matemático de su siglo.” En el colegio su carrera no tuvo precedentes, pues, entre muchos competidores de más que ordinario mérito, fue siempre el primero en todas las materias y en todos los exámenes.
Annie Besant . La sabiduría antigua .