También debéis tener perfecta limpieza, perfecta salud; y podéis ver la importancia de ello, podéis

ver por qué debéis tener cuerpos limpios y sanos y cuidar de ellos con la misma solicitud con que cuidaríais una preciosísima joya. Lo mismo cabe decir de vuestras emociones y pensamientos. Aunque no manifestéis a los amigos y conocidos vuestros perversos pensamientos y emociones, os traicionarán en vuestra mirada, en vuestras frases, en vuestras actitudes y en vuestra perspectiva de la vida. Muy a menudo me intereso en mirar el rostro de la gente, su gesto y su porte general; y comúnmente distingo el tipo a que cada uno pertenece. Sé que estos superficiales indicios pueden ser engañosos y ocasionar erróneos juicios, pero casi siempre delatan el interno carácter. Por lo tanto, debéis perfeccionar el cuerpo, las emociones y la mente antes de que podáis alcanzar y vivir eternamente en el Reino de la Felicidad. No debéis dar vuestro asentimiento sin razón y sin comprensión, para adaptaros a un molde. ¿Podéis figuraros que el mar, esa masa de animación y estruendo, se adapte a determinada forma? Romperá todas las formas y nada será capaz de restringirlo ni sujetarlo. Todos deseamos adaptarnos a formas, porque ello es mucho más fácil, mucho más cómodo y significa mucho menos lucha. Para quienes no se esclavizan a las formas y viven en esta Felicidad, en este Reino sin límites, lo valioso y bello es esta ilimitada expansión sin término. Debéis tener en cuenta que si realmente queréis vivir en presencia de los grandes hombres debéis desenvolver una perspectiva sin límites ni término. Os daréis cuenta de en qué gran éxtasis, en qué equilibrado éxtasis podréis vivir si constantemente imagináis que vivís siempre en este Reino y que estáis con los grandes hombres. ¿Cuántos de vosotros sois capaces de estar con un gran hombre, con un gran genio, con ÉL, que es la personificación del Reino de la Felicidad? Verdaderamente pocos, muy pocos. Y podéis ver la angustia, la pena que ha de causarle a quién sólo tenga dos o tres compañeros, en vez de al mundo entero con Él, trabajando con Él, gozándose con Él.

Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .

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