¿Cuál es el bien de la educación si, mientras nos educan, también somos destruidos por
los lujos del mundo moderno? Me temo que está usted usando palabras erróneas. Tenemos que tener cierta dosis de bienestar, ¿no es así? Cuando nos sentamos quietamente en una habitación, es bueno que la misma esté limpia y aseada, aunque pueda carecer por completo de muebles excepto una estera; además debe ser bien proporcionada y tener ventanas del tamaño apropiado. Si en la habitación hay un cuadro, debe ser de algo bello, y si hay una flor en un jarrón, debe tener tras ella el espíritu de la persona que la puso allí. Uno también necesita buena alimentación y un lugar tranquilo para dormir. Todo esto forma parte del bienestar que nos ofrece el mundo moderno. ¿Y está ese bienestar destruyendo al hombre que se titula educado? ¿O es el hombre que se titula educado el que, por su ambición y su codicia, está destruyendo el bienestar natural para todos los seres humanos? En los países prósperos, la educación moderna esta tornando a la gente más y más materialista y, por lo tanto, el lujo en todas sus formas está pervirtiendo y destruyendo la mente; y en los países pobres, como la India, la educación no los alienta a crear una clase radicalmente distinta de cultura, no nos ayuda a ser revolucionarios. Ya he explicado qué entiendo por revolucionario no es el arrojar bombas, ni lo es la revolución sanguinaria. Esas personas no son revolucionarías. Un verdadero revolucionario es un hombre libre de cualquier inducción, libre de las ideologías y los enredos de nuestra sociedad, la cual es una expresión de la voluntad colectiva de las masas; y la educación que ustedes reciben no los ayuda a ser esa clase de revolucionarios. Por el contrario, les enseña a amoldarse, o a reformar meramente lo que ya está ahí. Lo que los esta destruyendo, pues, es la así llamada educación, no los lujos que provee el mundo moderno. ¿Por qué no deberían ustedes tener automóviles y buenas carreteras? Pero ya lo ven, todas las técnicas e invenciones modernas se usan ya sea para la guerra, o meramente para el entretenimiento como un medio de escapar de uno mismo- y así la mente se pierde entre artefactos. La educación moderna se ha convertido en el cultivo de los artefactos, de los aparatos mecánicos o de las máquinas que les ayudan a cocinar, a limpiar, a planchar, a calcular y hacer varias otras cosas esenciales, de modo que no tengan que pensar todo el tiempo en ellas. Y ustedes deben tener estos artefactos, y no perderse en ellos sino tener la mente libre para hacer algo por completo diferente.
Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .