¿Qué habrá de esperar, pues, de la materia astral plástica, que se adapta al menor

impulso de los deseos criminales? Es completamente natural, pues, que un hombre tal revista forma horrible y que se manifieste con verdadero lujo de odiosas transformaciones. Conviene recordar que la población de ese abismo del Kamaloka se compone de la escoria de la humanidad; asesinos, bandidos, criminales de todo género, borrachos, libertinos; en una palabra, de todo lo más vil del género humano. Nadie se encuentra allí, con la conciencia despierta a lo que le rodea a no ser un culpable de un crimen brutal, de una crueldad obstinada y persistente, o víctima de algún vicio abyecto.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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