Gracias al conocimiento del empleo de la corriente del pensamiento, podemos siempre prestar nuestra asistencia

a las penas y sufrimientos que conocemos. Muy a menudo nos es imposible hacer nada en el plano físico en bien de la persona que sufre: nuestra presencia le es inútil, su cerebro está cerrado a nuestras sugestiones por su prevención o su santurronería; pero sus cuerpos astral o mental son más fácilmente impresionables que el cuerpo físico y están siempre abiertos a una onda de pensamiento de socorro o a un sentimiento de consuelo y de sosiego.

C. W. Leadbeater . El Pensamiento su Poder Y Su Empleo .

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