Ahora podríais decir: "¡En el alma no hay sin embargo, por naturaleza, mas que imágenes!"

¡No, no es así! Si así fuera, el alma no seria nunca dichosa. Pues una criatura en la que recibieras una completa bienaventuranza, Dios tampoco podría crearla, pues entonces él ya no sería la bienaventuranza suprema y el fin último: mientras que sin embargo su naturaleza y su voluntad es ser el comienzo y el fin de todas las cosas. Una criatura nunca puede ser la bienaventuranza. Y las mismas pocas posibilidades tiene de ser aquí la perfección, pues la perfección o la virtud tiene también como consecuencia la perfección de la vida. Es preciso pues que permanezcas y vivas ya en tu "esencia", en tu "fondo" y ahí es donde Dios debe tocarte con su simple esencia, sin que haya ninguna imagen como intermediaria. Una imagen no se tiene a sí misma como propósito, no se propone a sí misma: siempre te conducirá y te enviará hacia eso de lo que es imagen. Y como sólo se tienen imágenes de lo que está fuera y es percibido por los sentidos, es decir de las criaturas y que además ella te envía siempre hacia eso de lo que es imagen, sería imposible que nunca pudieras llegar a ser feliz por no importa qué imagen.

Meister Eckhart . Del Nacimiento Eterno .

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