Para la mente religiosa, pues, no existe el tiempo. Este sólo existe en ese estado
de continuidad que avanza hacia una continuidad y un logro más extensos. Cuando la mente religiosa ha destruido la autoridad del pasado, las tradiciones, los valores que se le han impuesto, entonces es capaz de existir sin el tiempo. Entonces está completamente desarrollada. Porque, después de todo, cuando uno ha negado el tiempo, ha negado todo desarrollo a través del tiempo y el espacio. Por favor, esto no es una idea, no es una cosa para jugar con ella. Si han pasado por esto saben lo que es, se hallan en ese estado, pero si no han pasado por ello, entonces no pueden recoger meramente estas cosas como si fueran ideas y jugar con ellas. Uno descubre así que la destrucción es creación y que en el acto de crear no existe el tiempo. La creación es ese estado en que el cerebro, habiendo destruido todo el pasado, está completamente quieto y, por lo tanto, se encuentra en esa condición en que no hay tiempo ni espacio en el cual crecer, expresarse, devenir. Y ese estado de creación no es la creación de unas pocas personas dotadas, pintores, músicos, arquitectos. Es sólo la mente religiosa la que puede hallarse en un estado de creación, y la mente religiosa no es la que pertenece a alguna iglesia, creencia o dogma; estas cosas sólo condicionan la mente. Acudir a una iglesia todas las mañanas y adorar esto o aquello no convierte en religiosa a una persona, aunque la sociedad respetable pueda aceptarla como tal. Lo que hace que una persona sea religiosa es la total destrucción de lo conocido.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .