Campbell parece decir al creyente mítico: Yo sé lo que realmente quieres decir. Pero el

problema es que eso no es lo que ellos quieren decir. En mi opinión, su enfoque es básicamente erróneo ya desde su comienzo. Ese tipo de mitos es muy corriente entre los niños de seis a once años y corresponde al nivel de desarrollo cognitivo que Piaget denomina período de las operaciones concretas. Como reconoce incluso el mismo Campbell, las actuaciones espontáneas de los niños de siete años de hoy en día constituyen una muestra muy representativa de casi todos los grandes mitos exotéricos del mundo entero. Sin embargo, con la aparición de la siguiente estructura de consciencia -el estadio de las operaciones formales o racional- ese mismo niño abandona las representaciones míticas, momento a partir del cual el niño -a menos que viva en una sociedad que aliente de un modo u otro las creencias míticas- deja de creer en ellas. Pero, en general, la mente racional y reflexiva considera que los mitos no son más que eso -mitos-, mitos útiles y necesarios hasta llegar a alcanzar un determinado momento evolutivo, pero insostenibles a partir de entonces. No es cierto que los mitos transmitan el conocimiento evidente que pretenden comunicar y, por consiguiente, no soporten la menor tentativa de verificación científica: la mente racional simplemente rechina ante la mera mención de un nacimiento virginal, pongamos por caso... No hay que ir muy lejos para vislumbrar cuál podría ser la respuesta de un marido cuya mujer -embarazada- le dijera: Estoy embarazada, pero no te preocupes porque no me he acostado con ningún otro hombre. El verdadero padre de mi hijo no es de este planeta.

Ken Wilber . Psicoterapia y Espiritualidad .

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