Pero, si la palabra del Señor debe descubrir algún día los cimientos del mundo (Salmo

17: 16), ¿no puede descubrir también los cimientos del alma del hombre? ¿Y podría seguir teniendo esperanza sin esto el hombre nuevo? Dirá, por tanto: «Señor, acuérdate otra vez de la sabiduría de los propósitos que tenías cuando diste la existencia al hombre. ¿Podrías olvidar alguna vez ese gran objeto de tu antigua alianza con él? Si el sabio se frena ante Ti, de nada sirve que tenga los ojos abiertos sobre las demás cosas de la obra: se convierte en el objeto de las lágrimas de los profetas, que lo comparan con los siervos perezosos, pues ya no puede cantar los cánticos de la paz y la felicidad, esos cánticos que al oído de la sabiduría tanto le gusta escuchar».

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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