Y poco a poco se le murieron las manos, y se le empezó a hundir

el pecho. Y entonces dijo lo que fueron sus últimas palabras: «Mi lengua ya no podrá decir más palabras. Se me está entumeciendo. Pero lo último que os quiero decir es esto: que aunque casi el noventa por ciento de mi cuerpo está muerto, estoy cien por cien vivo. Si es una indicación de algo, muestra que incluso cuando el cuerpo esté cien por cien muerto, yo estaré vivo, porque he visto cómo se iba el noventa por ciento de mi cuerpo, pero estoy tan entero como antes. De modo que diez por ciento más se irá... No podéis ver lo que está sucediendo dentro de mí, pero yo lo veo.».

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

Índice