Existen sobre todo dos elementos que merecen nuestra atención: 1) la homologación de la montaña

mítica K'uen-Luen a las regiones secretas del cerebro y el vientre; 2) y el papel asignado al estado «caótico», que, una vez realizado por la meditación, permite entrar en esas regiones secretas de los «campos de cinabrio», haciendo así posible la preparación alquímica del embrión de la inmortalidad. La identificación de la montaña mítica K'uen-Luen en el cuerpo humano confirma lo que ya hemos subrayado varias veces: que el alquimista taoísta asume y prolonga una tradición inmemorial, que incluye recetas de longevidad y técnicas de fisiología mística. En efecto, la Montaña del Mar del Oeste, morada de los Inmortales, es una imagen tradicional y muy antigua del «Mundo en pequeño», de un Universo en miniatura. La Montaña de K'uen-Luen tiene dos plantas, formadas por un cono recto sobre el que se yergue otro cono invertido 13, semejante al horno del alquimista. Pero también la calabaza se compone de dos esferas superpuestas, y la calabaza representa al cosmos en miniatura y desempeña un papel de considerable importancia en la ideología y el folklore taoístas. En este microcosmos en forma de cantimplora reside la fuente de la Vida y de la Juventud. El tema del Universo en forma de calabaza es de una indiscutible antigüedad M. Por tanto es significativo que un texto alquimista proclame: «El que cultiva el cinabrio (es decir, las pildoras de inmortalidad) toma por modelo el Cielo y figura la Tierra. Los busca volviéndose hacia sí mismo, y entonces halla que tiene en su propio cuerpo, espontáneamente, un cielo en forma de calabaza.» 15 Efectivamente, cuando el alquimista alcanza el estado «caótico», de inconsciencia, penetra «en la morada más secreta del ser, en un espacio de una pulgada en cuadro y en redondo» (R. Stein, op. cit., p. 59). Pues bien, este espacio interior tiene forma de calabaza.

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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