No es posible ocuparnos del método de la construcción de formas ni ampliar el estudio

del proceso evolutivo por cuyo medio los átomos se combinan en formas, y las formas se agrupan formando esa unidad mayor que llamamos reino de la naturaleza. Dicho método podría resumirse en tres términos: involución, o sea circundar de materia la vida subjetiva, método por el cual la Entidad inmanente se posesiona de su vehículo de expresión; evolución, o utilización de la forma por la vida subjetiva, su gradual perfeccionamiento y la final liberación de la vida aprisionada; la ley de atracción y repulsión, por la cual se coordinan el espíritu y la materia, la vida Central adquiere experiencia, expande su conciencia y por el empleo de esa particular forma logra el conocimiento y el control de si misma. Todo se efectúa de acuerdo a esta ley básica. En cada forma existe una vida central o idea, que viene a la manifestación, revistiéndose cada vez más de sustancia, adoptando una forma o configuración adecuada a su necesidad y requerimiento, utilizán¬dola como medio de expresión y, con el tiempo, liberándose de la forma circundante, a fin de adquirir otra más adecuada a su necesidad. Así, a través de todo tipo de forma, pro¬gresa el espíritu o vida, hasta que el sendero de retorno haya sido recorrido, llegando al punto de origen. Tal es el significado de la evolución y el secreto de la encarnación cósmica. Eventualmente el espíritu se zafa de la forma, logra la liberación y desarrolla una cualidad sí¬quica y graduada expansión de conciencia. Consideremos brevemente estas etapas. Tenemos en el primer caso el pro¬ceso de involución. En este período se limita la vida dentro de la forma o envoltura, y este lento y prolongado proceso abarca millones y millones de años. En este gran ciclo par¬ticipa todo tipo de vida. Concierne a la vida del Logos solar, manifestándose por medio de un sistema solar. Es parte del ciclo de vida del Espíritu planetario, manifestándose por medio de una esfera como nuestro planeta Tierra; incluye esa vida denominada humana, y atrae hacia el camino de su energía a esa diminuta vida que actúa por medio del átomo químico. Es el gran proceso del devenir, que hace posible la existencia y el ser. Después de este período de limitación, de gradual y creciente aprisionamiento y de descenso más profundo en la materia, le sigue otro de adap¬tación, donde la vida y la forma se interrelacionan íntimamente; después viene el período en que se perfecciona esa relación interna. Entonces la forma está adecuada a las ne¬cesidades de la vida y puede ser utilizada. A medida que la vida interna se desarrolla y amplia, se va cristalizando para¬lelamente la forma, y ya no es apropiada como medio de expresión. Después del período de cristalización tenemos el de desintegración. La limitación, adaptación, utilización, cristalización y desintegración, constituyen las etapas que abarca la vida de una entidad o idea corporificada, de grado superior o inferior, que trata de expresarse por medio de la materia.

Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .

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