Ocurre a veces, si bien muy raramente, que un chela reencarna en un cuerpo que
ha atravesado ya la infancia y la primera juventud como tabernáculo de un “Ego” menos desarrollado. Y cuando un alma viene a la tierra para un período brevísimo, para quince o veinte años, por ejemplo, se ve obligada a dejar su cuerpo al llegar a la adolescencia, después de haber surgido todo el trabajo de primera formación y de hallarse en vías de llegar a ser muy pronto un vehículo verdaderamente útil para la inteligencia. Si un cuerpo tal es bonísimo y puede convertir a cualquier chela presto a reencarnar, será objeto de especial cuidado durante la vida del primer ocupante, en vista de una utilización posible cuando aquél no tenga necesidad de él. Al acabar el “Ego” su período vital, desencarna para pasar al Kamaloka, y entonces el chela en expectativa de reencarnación entra en la envoltura abandonada, y el cuerpo aparentemente muerto revive bajo la acción del nuevo ocupante. Semejantes casos, aunque muy raros, no son desconocidos de los ocultistas, y en las obras ocultas se pueden encontrar pasajes referentes a ello.
Annie Besant . La sabiduría antigua .