Los fenómenos mediumnímicos ocurren en todas partes sin distinción de religiones, nacionalidades e individuos, y

la fuerza que los produce puede manifestarse, igualmente en el monarca y en el mendigo. Ni siquiera el vicario de Dios, el pontífice Pío IX, logró rehuir la visita del incómodo huésped, pues desde los cincuenta años de su edad se vio acometido de frecuentes arrebatos y transportes, que en el Vaticano atribuían a visiones divinas y los médicos diagnosticaban de ataques epilépticos, no faltando entre el pueblo quienes los achacasen a la obsesión espectral de Peruggia, Castelfidardo y Mentana. Se le podía aplicar la famosa execración de Shakespeare: Brillan las azuladas luces. Ya es media noche y frío temblor estremece mis carnes. Hacia mí llegan las almas de mis víctimas (43).

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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