Bien. En la medida en que sigues creciendo y evolucionando hasta los niveles transpersonales -los

niveles siete a nueve- tu identidad sigue expandiéndose. Primero va más allá del cuerpo-mente separado hasta llegar a las dimensiones más amplias, espirituales y trascendentales de la existencia y culminar finalmente en la identidad más expandida posible -la identidad suprema, la identidad entre tu consciencia y el universo en general (no sólo el universo físico, sino el universo multidimensional, divino, teocéntrico)-. El nivel psíquico no es más que la primera etapa de este proceso -el umbral, por así decirlo-, de las dimensiones transpersonales de la existencia. En este estadio puedes experimentar destellos de la llamada consciencia cósmica, puedes desarrollar ciertas capacidades psíquicas, puedes desarrollar una intuición aguda y penetrante, por ejemplo. Pero, sobre todo, en este estadio simplemente te das cuenta de que tu propia consciencia no se halla confinada al cuerpo- mente individual. Empiezas entonces a intuir que tu propia consciencia trasciende o sobrevive, de algún modo, al organismo individual. De esa manera, te vuelves capaz de ser un mero testigo de los acontecimientos que afectan al cuerpo- mente individual, porque ya no te identificas exclusivamente con ellos, dejas de estar circunscrito a ellos, y desarrollas por consiguiente cierto grado de ecuanimidad. Entonces empiezas a intuir, a entrar en contacto con tu alma trascendente, con el Testigo, que es, en última instancia, el que puede conducirte al nivel causal, a una identidad directa con el Espíritu.

Ken Wilber . Psicoterapia y Espiritualidad .

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