Efectivamente, esta acción divina y el hombre nuevo están unidos por los vínculos más indisolubles:

él no puede hacer nada sin ella, ya que ella es la plenitud universal; pero ella no puede hacer nada sin él. ya que es su agente de predilección. Por eso es por lo que puede decir: mi padre ha puesto todo en mis manos. Pero, si se alegra de que su padre haya puesto todo en sus manos, no se debe tanto a que todos los espíritus están sometidos a él como a que su nombre está escrito en el libro de la vida, sino a que quien lo escuche a él escucha al padre y a que el ardor de su celo por la gloria de su padre celestial es tan grande que no encuentra ninguna perspectiva más consoladora que la de manifestar las maravillas de ese padre celestial que lo ha engendrado y que lo está engendrando continuamente. Además, basta un solo destello de la luz con que brilla este hombre nuevo para que la muerte y la nada huyan a sus tinieblas.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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