Al abrirte el espíritu sobre tu destino, te enseña que tienes que predicar todos los
días en ti misma, en su nombre, la penitencia y la remisión de los pecados en todas las naciones, empezando por Jerusalén. Es decir, empezando por esta piedra angular que hay en ti, de donde deben brotar las fuentes vivas capaces de saciar a todos los pueblos.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .