Si el enemigo se levanta envidioso de tus éxitos, habrás adquirido fuerzas para luchar contra
él con más ventaja que si te hubieses quedado en esa timidez peligrosa que te sugería intencionadamente y entonces podrás utilizar con mayor provecho esos mismos nombres que deben, sin duda, protegerte tanto que pueden iluminarte y santificarte, ya que está escrito que el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .