Recuerda la ley de los hebreos del Levítico, 27, 28. Todo lo que se ha

consagrado una vez al Señor será para él como si se tratase de algo muy santo. ¿Podía no estar consagrado al Señor este hijo querido, teniendo en cuenta que su concepción había sido anunciada por orden del Señor, que había sido concebido bajo la sombra y por obra del espíritu del Señor, que incluso había nacido bajo los auspicios y por el poder del Señor? ¿No estaba este hijo dedicado por naturaleza al Señor, lo mismo que, por naturaleza, un hijo está dedicado a su padre? El reparador no fue ofrecido en el templo y consagrado al Señor nada más que como hijo del hombre y como ser vestido con el hábito del esclavo que viene a reclamar su liberación. Tu hijo, por el contrario, es el hijo de la mujer libre, es el hombre regenerado, es el niño espiritual nacido en la región del espíritu y de la vida y como tal ha sido presentado en el templo y consagrado al Señor por el derecho propio de su nacimiento, lo mismo que el verbo eterno está consagrado al anciano de días antes de la formación de los siglos, puesto que es este verbo el que ha formado los siglos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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