Entre las tachadas de quimeras alquimistas se encuentran las lámparas perpetuas (33) de cuya autenticidad
podemos dar personal testimonio. Tal vez alguien pregunte en qué nos fundamos para afirmar la perpetua ardencia de estas lámparas, puesto que sólo nos fue posible examinarlas durante tiempo limitado; pero a esto responderemos que afianza nuestra afirmación el conocimiento de la ley natural aplicable a este caso, aparte de la manera de construirlas y de los ingredientes empleados en el combustible de alimentación. Por lo que toca a las explicaciones del lugar y modo de adquirir este conocimiento, será preciso que los críticos se tomen para ello el trabajo que nos tomamos nosotros. Conviene advertir, sin embargo, que ninguno de los ciento setenta y tres autores que trataron de este asunto afirmó la duración eterna de las lámparas, sino su duración por tiempo indefinido, que en algunos casos alcanzó a muchos siglos; pues si hay ley natural que permita la ardencia de una lámpara durante diez años, sin necesidad de alimentarla, asimismo, por virtud de la propia ley, puede seguir ardiendo cien mil años (34).
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .