Tenemos que comprender el deseo; y es muy difícil comprender algo que es tan vital,

tan exigente, tan apremiante, porque en la satisfacción misma del deseo se engendra la pasión, con el placer y dolor que la acompañan. Y si uno ha de comprender el deseo, es evidente que no debe haber opciones. Uno no puede juzgar el deseo como bueno o malo, noble o innoble, ni decir: «Conservaré este deseo y rechazaré aquel otro». Todo eso debe ser descartado si hemos de descubrir la verdad del deseo su belleza, su fealdad o cualquier cosa que el deseo pueda ser.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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