El ver es acción. El intervalo entre el ver y la acción implica pérdida de
energía. El amor sólo puede existir cuando el pensamiento está quieto. Esta quietud no puede ser, en modo alguno, fabricada por el propio pensamiento. El pensamiento sólo puede producir imágenes, fórmulas, ideas, pero esta quietud jamás puede ser alcanzada por el pensamiento. Este es siempre viejo, mientras que el amor no lo es. El organismo físico tiene su propia inteligencia, la cual se embota con los hábitos del placer. Estos hábitos destruyen la sensibilidad del organismo, y es esta falta de sensibilidad la que embota la mente. Una mente semejante puede estar alerta en una dirección estrecha y limitada y ser, sin embargo, insensible. La profundidad de una mente así es mensurable y se halla presa en imágenes e ilusiones. Su única brillantez es su propia superficialidad. La meditación requiere un organismo liviano e inteligente. La relación mutua entre la mente meditativa y su organismo es un ajuste constante de la sensibilidad, porque la meditación necesita libertad. La libertad es su propia disciplina. Sólo en la libertad puede haber atención. Darse cuenta de la intención es estar atento. La atención completa es amor. Sólo ella puede ver, y el ver es la acción.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .