La clave de la oración estriba precisamente en su carácter desinteresado, pues como ya he

dicho en otra parte, “nunca ha de estar en los designios de lo superior, ni violentar una ley de Dios, ni conceder algo que responda al deseo egoísta de la naturaleza inferior y sino al orden de finalidad de la naturaleza superior".

Eduardo Alfonso . La iniciación .

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