Consideremos brevemente qué significan las palabras "proceso evolutivo". Se emplean constantemente, y el hom¬bre común
sabe que la palabra evolución sugiere un desen¬volvimiento de adentro afuera y el desarrollo de un centro interno; pero necesitamos definir más claramente la idea para tener un mejor concepto de ella. Una de las mejores definiciones que conozco de la evolución es: "el desenvolvi¬miento de un continuo y creciente poder de responder". Aquí tenemos una definición muy iluminadora, al conside-rar el aspecto material de la manifestación. Entraña el con¬cepto de vibración y la respuesta a la misma, y aunque con el tiempo tenemos que descartar la palabra "materia" y emplear el término "centro de fuerza", el concepto aún tiene validez y la respuesta del centro al estímulo puede ser percibida con mayor exactitud. La misma definición es muy valiosa al considerar la conciencia humana. Implica la idea de una creciente y gradual comprensión, de una respuesta, en desarrollo, de la vida subjetiva a su medio am¬biente, que eventualmente conducirá hacia arriba, al ideal de una existencia unificada, síntesis de todas las líneas de evolución Y al concepto de una Vida central o fuerza que fusiona y mantiene coherentes todas las unidades evolucio¬nantes, sean de materia, como el átomo del físico y del quí¬mico, o unidades de conciencia, como los seres humanos. Esto es evolución, el proceso que desenvuelve la vida dentro de las unidades, el anhelo en desarrollo que oportunamente fusiona unidades y grupos, hasta obtener la suma total de manifestación, denominada Naturaleza o Dios, el conjunto de todos los estados de conciencia. A este Dios se refieren los cristianos cuando dicen: "en Él vivimos, nos movemos y te¬nemos nuestro ser". Ésta es la fuerza o energía reconocida por los científicos Ésta es la Mente Universal o Super-alma del filósofo y también la inteligente voluntad que todo lo rige, une, construye, desarrolla y lo lleva a la máxima per¬fección. Es esa Perfección inherente a la materia y la ten¬dencia latente en el átomo, en el hombre y en todo cuanto existe. A esta interpretación del proceso evolutivo no se la considera como resultado de una Deidad externa que derrama su energía y sabiduría sobre un expectante mundo, sino más bien como algo latente en el mundo mismo, oculto en el corazón del átomo químico, en el del hombre, en el pla¬neta y en el sistema solar. Es ese algo que impulsa todas las cosas hacia la meta y la fuerza que gradualmente pone orden en el caos, la ultérrima perfección de la imperfección temporaria, el bien del aparente mal. De las tinieblas y del desastre saldrá algún día aquello que reconoceremos como bello, correcto y verdadero. Esto es todo cuanto hemos con¬cebido y vislumbrado en nuestros más elevados y mejores momentos.
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .