La idea de que los minerales «crecen» en el seno de la mina se mantendrá

durante largo tiempo presente en las especulaciones mineralógicas de los autores occidentales. «Las materias metálicas —escribe Cardan— están en las montañas, lo mismo que en los árboles, con sus raíces, tronco, ramas y múltiples hijas.» «¿Qué es una mina sino una planta cubierta de tierra?» A su vez, Bacon escribe: «Algunos ancianos cuentan que se encuentra en la isla de Chipre una especie de hierro que, cortado en pedacitos y hundidos en tierra regada con frecuencia, vegetan en cierto modo, hasta el extremo de que todos estos pedazos se hacen mucho mayores.» No carece de interés el señalar la persistencia de esta concepción arcaica del crecimiento de los minerales; resiste a siglos de experiencia técnica y pensamiento racional (basta con pensar en las nociones mineralógicas aceptadas por la ciencia griega). ¿No sería esta la explicación de que tales imágenes tradicionales se revelen a fin de cuentas como más verdaderas que el resultado de observaciones precisas y exactas sobre el reino mineral, más verdaderas porque van acompañadas y valorizadas por la noble mitología de los tiempos líticos?.

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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