Descendimos en el viejo automóvil que han conservado muy pulido, con un motor que funciona
suavemente descendimos hacia el pueblo, luego atravesamos el pueblo pasando por todas esas pequeñas construcciones, algunas escuelas, y salimos al espacio abierto densamente sembrado de aguacates-, bajando pasamos por el barranco doblando hacia uno y otro lado por una carretera lisa, muy bien construida; después subimos y subimos y subimos, tal vez a más de 5.000 pies. Aquí el automóvil se detuvo, y estábamos a una gran altura dominando todos los cerros que se veían muy verdes, poblados de arbustos, árboles y barrancos profundos. Parecía que aquí en lo alto nos encontrábamos entre los dioses.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .