El alma embrionaria, el Pensador, tenía en un principio por cuerpo mental embrionario, la envoltura
de materia mental que la mónada de forma había traído consigo, pero que aun no había sido organizada para ningún posible funcionamiento. Era tan sólo el mero germen de un cuerpo mental unido al germen de un cuerpo causal, y durante muchas Vidas dominaron en absoluto al alma los fuertes deseos naturales, precipitándola en el torbellino de sus propias pasiones y apetitos, donde era combatida por las furiosas olas de su propia animalidad sin freno.
Annie Besant . La sabiduría antigua .