La diferencia sorprendente que, para la asimilación de cierta clase especial de conocimientos, se nota
entre personas de facultades intelectuales casi iguales, es otra “huella” de la reencarnación. Tal reconoce enseguida una verdad, mientras que otro no llega a verla ni aun después de mucho estudio y observación; y sin embargo, puede suceder precisamente lo contrario respecto de otra verdad que se asimile el segundo y no llegue a comprender el primero. “Dos personas muestran afición a la Teosofía y principian a estudiarla; al cabo de un año, una se ha familiarizado con sus conceptos principales y puede aplicarlos, al paso que la otra se encuentra perpleja. A una le es familiar cada concepto desde que se le presenta; para la otra es cosa nueva, extraña, incomprensible. El creyente en la reencarnación, infiere de esto que la enseñanza es antigua para la una y nueva para la otra; aquélla aprende pronto porque se acuerda, no hace más que recobrar un conocimiento del pasado; ésta aprende lentamente, porque su experiencia no encierra estas verdades de la naturaleza, y las empieza a adquirir trabajosamente por vez primera”. Del mismo, la intuición es “meramente el reconocimiento de un hecho familiar en una vida interior, aunque encontrado por primera vez en el presente”: otra huella del camino por el cual ha viajado el individuo en el pasado.
Annie Besant . La sabiduría antigua .