Eso es lo que hace tan distintos los caracteres y los matices que deben manifestarlo

a los ojos de los suyos y por eso es por lo que resulta tan difícil conocerlo bien para los ojos de los que sólo viven en el exterior. No lo captan, les parece contradictorio porque no tiene la monótona uniformidad de los se- res de materia que no tienen más que una acción que realizar y, por consi- guiente, no reciben más que una sola reacción y dejan pasar en vano por enci- ma y alrededor de ellos todas las demás reacciones que no son de su clase inferior y de las que ellos ni siquiera se dan cuenta, mientras que este hombre nuevo está, a su vez, por encima de todas las reacciones destructivas de las que tiene que protegerse y de todas las reacciones regenerativas, de las que es pre- ciso que se deje impregnar, a las que tiene que corresponder y cuyos frutos y virtudes saludables tiene que transmitir todavía a todo el círculo particular que lo compone.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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