Kircher acuña un concepto nuevo que ha pasado al vocabulario científico: es el concepto de
Geocosmos que se introduce para interpretar dentro de él los fenómenos naturales globales del planeta Tierra. Basándose en el organicismo [CAPEL, 1980, 1985] Kircher concibe en su poderosa mente una gran obra de síntesis. El primer ensayo general de su obra se publica en 1654, añadido a la primera edición de su Iter Exstaticum. El Iter Exstaticum coeleste et terrestre (escrito de esta manera), contiene ya un desarrollo embrionario completo de las ideas de Kircher. La primera parte, o Iter Exstaticum coeleste, es una uranología o tratado de los cielos. La segunda parte, Iter Exstaticum terrestre, trata del Geocosmos y la divide en Tres Diálogos [SIERRA, 1981: 30-34]: en el primero de ellos (compuesto por un solo capítulo), un ángel conduce al personaje que llama Teodidacto ("el que aprende de Dios") por todos los caminos de la hidrosfera. El ángel recibe, con toda lógica, el nombre de Hidriel. En el segundo (con cinco capítulos) y el tercero (con otros cinco capítulos) de los Diálogos, otro ángel diferente, llamado Cosmiel, es el encargado de conducir a Teodidacto por la superficie (el Mundo Terrestre) y por las profundidades (el Mundo Subterráneo) del Geocosmos.
Athanasius Kircher . El Geocosmos .