De hecho, la vida es como el río: se encuentra en movimiento incesante, siempre buscando,
explorando, empujando, desbordando sus orillas, penetrando con sus aguas en cada hendedura. Pero ya ven, la mente no permitirá que eso le ocurra a ella. La mente ve que es arriesgado, peligroso, vivir en un estado de impermanencia, de inseguridad; y entonces construye una muralla alrededor de sí misma: la muralla de la tradición, de la religión organizada, de las teorías políticas y sociales. La familia, el nombre, la propiedad, las pequeñas virtudes que hemos cultivado, todo eso está dentro de la muralla, fuera de la vida. La vida no es permanente, se mueve e incesantemente trata de penetrar, de derribar estos muros, tras los cuales hay confusión y desdicha. Los dioses que están dentro de la muralla son todos dioses falsos, y sus escrituras y filosofías no tienen sentido alguno, porque la vida está más allá de todo eso.
Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .