Pero Kircher, con su gran erudición y su pluma ágil y colorista, tuvo la virtud
de dar forma orgánica a muchas de las ideas dispersas en el pensamiento de la época. No es un gran innovador, sino una gran sistematizador del pensamiento. De ahí su influjo en los filósofos naturales de la época y del siglo XVIII. También en el llamado "movimiento novador", destaca la figura de Juan Caramuel (1606-1682).Caramuel, casi de la misma edad que Kircher, pertenece a ese grupo de científicos que - como Descartes, Mersenne, Gassendi y el mismo Kircher - buscaban a mediados del siglo XVII nuevos caminos para la ciencia y la filosofía. Caramuel tuvo una abundante correspondencia con Descartes, adversario decidido del aristotelismo, defensor del método experimental y cercano en sus planteamientos a los círculos neoplatónicos. Mientras era obispo de Campagna-Satriano, Caramuel recibió directamente el Mundus Subterraneus de Kircher el mismo año de su publicación y desde entonces mantuvo una frecuente relación epistolar con Kircher. Caramuel propició la expansión de las ideas de Kircher en España. Ello hizo que su obra tuviera un gran impacto y aparecen sus rasgos en diversas formulaciones organicistas en la ciencia española de la segunda mitad del siglo XVII y XVIII. Por otra parte, las redes jesuíticas difundieron estas ideas, no exentas de impregnaciones teológicas. Entre los difusores cabe destacar a Juan Eusebio Nierenberg (1595-1658) [NAVÁS, 1907] y al padre José Zaragoza (1627-1679), discípulo de uno de los grandes "novatores" de Valencia, Vicente Mut (1614-1687). Zaragoza era natural de Alcalá de Chivert (Castellón) estudió en Valencia. En 1675 publica su tratado Esphera en común, celeste y terráquea en la que se cita a Copérnico, Brahe, Galileo, Kepler, Descartes, Gassendi, Cassini, Clavius y Kircher [MIRALLES CONESA, 1996]. Zaragoza usa y cita a Kircher en la proposición XII dedicada al Mundo Subterráneo. Acepta la existencia del fuego central subterráneo que tendrá en los volcanes los respiraderos. Se sabe que Kircher mantuvo correspondencia con dos jesuitas españoles que estaban en México: Francisco Jiménez y Alejandro Fabiano. Pero donde Kircher tuvo más audiencia fue entre los componentes del llamado movimiento novator, a finales del siglo XVII e inicio del XVIII. A través del padre Zaragoza y de los profesores del Colegio Imperial, y de otros autores como Caramuel, sus ideas llegan a los círculos culturales madrileños. Así se refleja en el Espejo Geographico del jesuita Pedro Hurtado de Mendoza en 1690 De igual modo, pasaron estas ideas a los novatores valencianos, como Juan Bautista Corachán (1661-1741). Su libro Viaje al Parnaso (terminado de redactar en 1690 y publicado en 1747)., que en sus Avisos del Parnaso hizo aparecer directamente al padre Kircher exponiendo sus ideas. En este libro, se describe una fiesta en el Parnaso a la que asisten, entre otros, los jesuitas Grimaldi, Fabri, Mendoza, Clavio, Kircher y Escoto y los científicos Boyle y Descartes. También están presentes las ideas organicistas de Kircher en el Compendio Mathematico (1707-1709) del sacerdote valenciano Tomás Vicente Tosca. En los inicios del siglo XVIII debe destacarse también la figura de Diego de Torres y Villarroel como uno de los difusores de las ideas kircherianas en su Viaje fantástico (1724) y en otros libros de este imaginativo autor [CAPEL, 1980]. Torres Villarroel fue catedrático de matemáticas de la Universidad de Salamanca. En muchos de sus libros "copia" muchas de las ideas de Kircher. Sus obras esenciales son: Viaje fantástico del Gran Piscator de Salamanca, Jornadas por uno y otro Mundo .... (1724); Anatomía de todo lo visible e invisible: compendio universal de ambos mundos: Viaje Fantástico: Jornadas por una y otra Esphera.... (1738); Tratados Physicos y Médicos de los Temblores y otros movimientos de la Tierra llamados vulgarmente Terremotos. (1748). En este libro (casi plagio del Iter Esxtaticus de Kircher) narra un viaje que transcurre desde el mundo subterráneo al mundo estelar. Los conceptos organicistas y la relación Macrocosmos-Microcosmos son patentes. El siguiente texto tiene innegables ecos kircherianos: "Este cuerpo terráqueo tiene una maravillosa semejanza con el Mundo pequeño del hombre, y no hay contenido en el uno que no se encuentre con poca alteración en el otro, sin otra diferencia sensible que la de la quantidad y figura; pero su materia, sus órganos, su economía, sus achaques y sus movimientos son tan parecidos, que bien examinados los de un cuerpo se hallará nuestro discurso con un claro conocimiento del otro" (D. TORRES Y VILLARROEL, 1784).
Athanasius Kircher . El Geocosmos .