El Tao, el gran Uno indiviso, genera dos principios de la realidad opuestos... Primero, ¿qué
es el Tao? Lo que es; sin nombre, sin calificaciones, simplemente lo que es. Lo contiene todo. Contiene los árboles y las estrellas, te contiene a ti y a mí y a los animales y los pájaros. Contiene todo lo que existe. Y lo que existe contiene todo lo que ha existido alguna vez, contiene todo lo que va a existir alguna vez. El Tao no puede decirse, porque lo contiene todo, y ninguna palabra puede contenerlo todo. El propósito mismo de una palabra es designar. El propósito mismo de una palabra es clasificar. Una mesa es una mesa y no una silla, y una silla es una silla y no un perro, y un perro es un perro y no un hombre. La palabra sólo es significativa porque contiene una demarcación certera: lo excluye todo; incluye solamente algo diminuto y excluye a toda la existencia. El Tao lo incluye todo; no excluye nada. Por eso el Tao no puede decirse. Se puede mostrar pero no decir. El hombre del Tao puede dejarte probar su sabor si estás listo para entrar en él y dejarle que entre en ti. El hombre del Tao puede darte una vislumbre, una vislumbre esclarecedora de la totalidad de la existencia..., pero puede que te asustes. Eso es lo que sucedió en la gran canción, el Bhagavad-Gita.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .