UN RECLUTA ACABABA DE LLEGAR A UN PUESTO DE LA LEGIÓN EXTRANJERA EN EL DESIERTO.

Le preguntó al cabo qué hacían los hombres en su tiempo libre. El cabo sonrió muy expresivo y dijo: —Ya verás. El joven se quedó confuso. —Pero hay más de cien hombres en esta base y no veo ni a una sola mujer. —Ya verás —repitió el cabo. Aquella tarde llevaron trescientos camellos al corral. Obedeciendo a una señal, los hombres parecieron enloquecer. Saltaron al corral y empezaron a hacer el amor con los animales. El nuevo recluta vio al cabo pasando a toda prisa a su lado y lo agarró por el brazo. —Ya entiendo a qué se refiere, pero sigo sin comprender nada —dijo—. Debe de haber trescientos camellos y nosotros solo somos cien. ¿Por qué ha salido todo el mundo corriendo? ¿No se lo pueden tomar con más calma? —¿Cómo? —dijo el cabo, perplejo—. ¿Y tener que bailar con la más fea?.

Osho . El libro del ego .

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