Grandes profetas nos han dicho que debemos adquirir experiencia, que la experiencia nos da comprensión.
Pero sólo la mente inocente, la mente no empañada por la experiencia, totalmente libre del pasado, puede percibir qué es la realidad. Si usted ve la verdad de eso, si la percibe por una fracción de segundo, conocerá la extraordinaria claridad de una mente en estado de inocencia. Eso significa la desaparición de todas las incrustaciones de la memoria, es decir, que la mente descarta el pasado. Pero para percibir eso, no debe haber cuestión de «cómo», con el deseo de una respuesta. Una mente que se distrae de ese modo, no es una mente atenta. Como dije antes, en el principio está el final. En el principio está la semilla de la terminación de eso que llamamos dolor. La terminación del dolor se realiza en el dolor mismo, no fuera del dolor. Alejarse del dolor es encontrar meramente una respuesta, una conclusión, un escape; pero el dolor continúa. Mientras que si usted concede su atención completa al dolor, esto es, si está atento a él con todo su ser, verá que hay una percepción instantánea en la que no interviene el tiempo, en la que no hay esfuerzo ni conflicto alguno; y esta percepción instantánea, sin opciones, pone fin al dolor.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .