Abramos, pues, nuestro ser a este poderoso médico, que quiere darnos la vida de la

que él disfruta y cuya fuente es él mismo, y prestémonos, con acciones de gracias, a todos los detalles de sus procedimientos y de sus operaciones curativas, porque, si llegase alguna vez a entrar en nosotros y establecer en nosotros su morada, atravesaría pronto todas las sustancias por su acción siempre operativa, que hará que salgan de todo nuestro ser mil rayos de luz, de la que esta acción es, al mismo tiempo, el hogar y el origen.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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