Considerando todo esto, el cielo azul, su extensión, y viendo donde el mar y el

cielo se juntan en el horizonte en esa línea recta, maravillosa, y contemplando todo el turbulento ajetreo de las compras para la festividad en que ustedes matan árboles, pájaros y animales, y observando a todas estas personas que fuman, beben y flirtean viajando en costosos o pequeños automóviles, pregúntese a sí mismo: ¿Soy un burgués? Usted puede ser un artista, un político, un hombre de negocios o cualquier persona común dedicada a su pequeño empleo, o puede ser una mujer en la cocina o en la oficina; cualquier cosa que sea, si hay alguna clase de interés propio en su relación con otro, en la posición que ocupa o en alguna creencia o ideología, entonces inevitablemente tiene usted una mente pequeña, estrecha y mezquina. Puede estar haciendo una buena labor, puede ser generoso en su ayuda a otros o puede estar lo que se llama felizmente casado; puede hablar de amor, puede amar a su mujer, a sus hijos o a sus amigos, pero si existe alguna clase de destructivo interés propio, está ahí el sello de la mediocridad, que da una importancia tan grande a la propiedad, a la posición, al dinero y al poder. Esta pequeña mente mezquina no puede ir más allá del muro, de las barreras que el hombre ha erigido en torno de sí mismo.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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