¿Saben?, hay una diferencia inmensa entre la soledad del aislamiento (loneliness) y la soledad del
hombre libre (aloneness). Algunos de los estudiantes más jóvenes puede que todavía no conozcan la primera de las dos soledades, pero las personas mayores la conocen bien: el sentimiento de estar completamente aislados, de sentir súbitamente temor sin causa aparente alguna. La mente conoce este temor que surge cuando por un momento se da cuenta de que no puede contar con nada, de que ninguna distracción puede librarla de esta sensación de vacuidad que la encierra en sí misma. Esa es una de las soledades. Pero la otra soledad es algo por completo diferente; es un estado de libertad que adviene cuando uno se ha abierto paso por el aislamiento y lo ha comprendido. En este otro estado de soledad uno no depende psicológicamente de nadie porque ya no está buscando placer, consuelo, gratificación. Es entonces que la mente está por completo sola, y ésa es la única mente en verdad creativa. Todo esto forma parte de la educación: aprender a enfrentarse al dolor de la soledad ese extraordinario sentimiento de vacuidad que todos conocemos y a no temerle cuando aparece; no encender la radio ni perderse en el trabajo ni correr al cine, sino mirar ese dolor, investigarlo, comprenderlo. No hay un ser humano que no haya sentido o no vaya a sentir esa estremecedora ansiedad. Es porque intentamos escapar de ella mediante todas las formas de distracción y gratificación a través del sexo, de Dios, del trabajo, de la bebida, escribiendo poemas o repitiendo ciertas palabras que hemos aprendido de memoria- que nunca comprendemos esa ansiedad cuando nos ataca por sorpresa.
Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .