Además, la ley, por sí misma, tomada en su sentido integral y esencial, no es
más que el camino que nos lleva a la unidad y tiene a la unidad como meta, es decir, el placer de la realidad, pues, cuando estamos en la unidad, tenemos sen- sación de placer y dejamos de tener la idea de ley; pero, en cuanto salimos de la unidad, nos atrapa la ley, con todas sus ramificaciones, si no estamos atentos para evitar los niveles inferiores a los que puede hacernos descender.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .