El entendimiento es totalmente diferente del conocimiento. El conocimiento es prestado, el entendimiento es propio.

El conocimiento viene de fuera, el entendimiento brota dentro. El conocimiento es feo, porque es de segunda mano. Y el conocimiento nunca puede volverse parte de tu ser. Permanecerá ajeno, permanecerá foráneo; no puede echar raíces dentro de ti. El entendimiento crece en ti, es tu propio florecimiento. Es auténticamente tuyo, por eso tiene belleza, y libera. La verdad nunca puede ser prestada de nadie, y la verdad prestada ya no es verdad. Una verdad prestada ya es una mentira. En el momento en que la verdad se dice, se convierte en una mentira. La verdad tiene que ser experimentada, no oída, no leída. La verdad no va a ser simplemente parte de tu acumulación, parte de tu memoria. La verdad tiene que ser existencial: cada poro de tu ser debería sentirla. Sí, tiene que ser una sensación: cada respiración debería estar llena de ella. Debería latir en ti, debería circular en ti como tu sangre. Cuando la verdad se comprende, te vuelves ella. Por eso el Maestro Buko le preguntó a su discípulo: «Basho, ¿cómo está tu entendimiento estos días?» Y no olvides esas dos hermosas palabras, «estos días». La verdad siempre está creciendo. La verdad es un movimiento. No es estática, es dinámica. Es una danza. Es como los árboles que crecen y los ríos que fluyen y las estrellas que se mueven. La verdad nunca está en ningún punto, un fenómeno estático. No es una estabilización; es absolutamente dinámica, es movimiento. Para estar viva tiene que estar moviéndose. Solo la muerte es estática, solo la muerte está estancada. Por eso, las personas que están muertas pueden parecer vivas en la superficie, pero si su verdad ya no está creciendo, están muertas: su alma ya no está creciendo. La verdad no es una idea, sino tu propio ser, tu propia alma. Por eso preguntó el Maestro: «¿Cómo está tu entendimiento estos días?» No está preguntando sobre el pasado. Los conocimientos son siempre sobre el pasado; la imaginación es siempre sobre el futuro. Está preguntando sobre el presente, está preguntando sobre lo inmediato. Basho respondió: La lluvia ha pasado El musgo verde se mojó. Hace solo unos momentos estaba lloviendo: la lluvia ha pasado, el musgo verde se mojó. Es bueno, pero no es muy bueno. Ya es pasado. Ya no es inmediato. Ya es un recuerdo, ya no es experiencial. Buko no estaba contento: la respuesta era buena, pero no excelente. Y un Maestro nunca está contento a menos que la respuesta sea absoluta, a menos que la respuesta sea realmente como debería ser... y ciertamente no con el potencial de un hombre como Basho. Ahora nadie conoce a Buko, su Maestro. Solo se le conoce debido a Basho. El discípulo tenía un potencial infinito; el Maestro no puede contentarse tan fácilmente. ¡Recuérdalo! Cuanto más potencial tengas, más tareas duras se te pondrán. El Maestro será severo contigo. Va a ser muy duro contigo. La respuesta sería buena si hubiera venido de alguien con menos potencial que Basho; el Maestro podría haber asentido con la cabeza. Pero no a Basho. Incluso un lapso de unos pocos minutos es un lapso suficiente. La lluvia ya no está, las nubes se han dispersado; ya hace sol, el sol está brillando por todas partes, sobre el viejo estanque, sobre la cabaña... Dijo: «¡Dime algo más!» Y cuando el Maestro dice: «Dime algo más», no quiere decir que hables un poco más sobre ello, no dice «más» en sentido cuantitativo. Quiere decir: di algo más profundo, di algo más intenso, di algo más existencial, di algo más... ¡cualitativamente! Y en ese instante Basho oyó el «plof» de una rana saltando al estanque. Dijo: Salta la rana El sonido del agua. Esto sí es Tao: lo inmediato, lo que es; vivo, palpitante: este mismo momento. El Tao no conoce ningún pasado, ningún futuro. El Tao sólo conoce un tipo de tiempo, que es el presente. El Tao solo conoce el aquí-ahora. Deja que desaparezca tu mente y entonces no hay pasado y no hay futuro. El pasado y el futuro son creaciones de la mente. En realidad, solo hay presente. Y cuando no hay pasado ni hay futuro, ¿cómo vas siquiera a llamarlo presente? Porque el presente solo tiene significado en referencia al pasado y el futuro. El presente está emparedado entre el pasado y el futuro. Si retiras el pasado y el futuro, el presente también desaparece. Ése es el momento del Tao: cuando desaparece el tiempo, cuando uno está en la inmediatez absoluta, cuando uno está absolutamente aquí-ahora, ni vagando por alguna parte en los fantasmas del pasado ni en las imágenes aún no nacidas del futuro. Éste es el momento de la iluminación: cuando no hay tiempo, no hay mente. La mente y el tiempo son sinónimos. Cuanta más mente tienes, más consciente eres del tiempo. Por eso, en el mundo occidental ha surgido una gran consciencia del tiempo: se debe al cultivo de la mente.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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