La mente ha de tener una calidad extraordinariamente sensible, y no puede ser sensible si
hay temor, si hay cualquier clase de conclusión, dogma o creencia; de ese modo, el cerebro mismo, que está tan densamente condicionado, puede aquietarse completamente y no responder conforme a su propio modo tradicional. El problema es cómo generar esa condición de sensibilidad en la mente y, por lo tanto, en todo el sistema nervioso y en el cuerpo, y también cómo producir un estado de no-movimiento de las células cerebrales, una completa quietud, para que la mente esté despierta y sea sumamente inteligente y sensible. Despierta, inteligente y sensible son sinónimos, no son tres cosas separadas. Y el cerebro tiene que hallarse absolutamente quieto a fin de que pueda percibir sin el observador. Esto es meditación, ver que el cerebro esté quieto, completamente quieto, y que la mente sea sumamente sensible y, por lo tanto, inteligente. Dar con este movimiento es meditación. ¿Puede, acaso, haber un sistema para meditar, siendo el sistema un método, una práctica, la repetición de algo una y otra y otra vez? ¿Hace eso que la mente sea sensible, vital, activa, inteligente? Por el contrario, hace que la mente sea mecánica. Por lo tanto, todos los sistemas (el sistema zen, el sistema hindú o el sistema cristiano) carecen por completo de sentido. Una mente que practica un sistema, un método, un mantra, es incapaz de percibir lo verdadero. Ustedes saben que están escuchando esa música [se oía el sonido de la música que llegaba desde la residencia vecina]. Hay una melodía, y si la escuchan cuidadosamente, si le prestan atención no a las palabras, sino a la totalidad, al sonido , es como si ese sonido se produjera dentro de ustedes. Y la mente puede cabalgar sobre esa melodía, sobre ese sonido, y ello le da a uno una extraordinaria sensación de movimiento. Y a eso pueden llamarlo meditación, la repetición de un conjunto de palabras que producen el sonido, un sonido interno, y ustedes pueden moverse con el sonido o dejarse llevar por él o acompañarlo. Pero, ¿es meditación eso? ¿Jugar un truco así, hipnotizarse uno a sí mismo por medio de un sonido o de unas palabras? Semejantes formas de meditación son formas de autohipnosis, no conducen a ninguna parte. Por el contrario, tornan a la mente extraordinariamente torpe, la vuelven una mente que no es moral en el más profundo sentido de esa palabra (no en el sentido de la moralidad social, que no es moralidad en absoluto).
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .