Señor, Señor, ¿es cierto que necesitas al hombre para llevar a cabo tu obra aquí

abajo? Sí, lo necesitas, porque esta obra no es otra cosa más que la re- unión del hombre contigo. Señor, Señor, ¿puede ser cierto que necesites al hombre aquí abajo y, sin embargo, este desdichado se oponga a tus deseos y tus necesidades? ¡No! No hay nada que pueda compararse con la horrible fe- rocidad y la impía crueldad del hombre; no hay nada tan desgarrador como la idea de su terrible voluntad. Dale, Señor, con la vara del tiempo, para que sepa que el tiempo abusa de él todos los días. Dale con la vara del tiempo, para que deje de creer en él. Entonces el tiempo se golpeará él mismo, entonces el tiem- po estará lleno de remordimientos y de vergüenza, por haber encontrado un final a sus propósitos. Al tiempo, a la muerte y a estos reyes de la tierra habías dirigido tantos reproches, por boca de tu profeta David (Salmo 2).

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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